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  • Foto del escritorResidencias Valentina

Asistencia al alimentar al Adulto Mayor

El alimentar al adulto mayor representa un reto a la inteligencia del cuidador: puede ser desde

dedicar un poco de tiempo para acompañarle y platicar con el adulto mayor mientras come.

Como un comentario previo es necesario mencionarte que el adulto mayor sano, aunque esté totalmente incapacitado, come lo que le den. Si no lo hace, ésta es una de dos situaciones: está enfermo o requiere manejarte a ti o a la familia. Recuerda que ese manejo puede obedecer a situaciones no controladas por el mismo adulto mayor, obrando sólo por la respuesta o por la excelente atención que observó de parte de su cuidador en ocasiones anteriores.


Recuerda también que la alimentación que le brindas a tu adulto mayor es para el propio bienestar del mismo, no para ti. No olvides también que la capacidad del estómago de la persona es mucho menos que la tuya, por lo tanto no esperes que coma la misma cantidad.


Al disponerte a alimentarlo, trátalo con suavidad, déjale ver que ese tiempo es para él, ponle música calmada, adopta una actitud serena, sonríele, háblale con cariño, pero nunca finjas, recuerda que las palabras adecuadas te dan muy buenos resultados.


Sus alimentos deberán estar siempre a una temperatura conveniente, tal y como a ti te parecerían justos: la presentación deberá ser, en lo posible, apropiada, llamativa. Lo ideal siempre será que le des de comer en el comedor, a la hora en que todos comen, para favorecer su apetito y su convivencia con el resto de la familia. Evita tenerlo comiendo en una habitación aparte, separado de la familia, hasta que llegue el momento en que eso sea necesario (alimentación por sondas, agresión de parte del adulto mayor al recibir los alimentos). Por otro lado, el resto de la familia recibe de esa manera una sutil información que años más tarde le podrá ser útil.


Coloca de preferencia un delantal de plástico para evitar derrames de alimentos en su ropa; con esa medida, no tendrás que cambiarlo en innumerables ocasiones. Sitúate siempre sentado frente o a un lado del adulto mayor. De esa forma te darás cuenta de cualquier situación normal (que se pase el bocado, si desea tirarlo, si se ensució los labios, etc.), o anormal (si se atraganta; recuerda que es una situación que muy comúnmente causa la muerte en el adulto mayor por asfixia).


Gentilmente, aliméntalo cucharada a cucharada, lleva a su boca los alimentos que él o ella acepte. Fuérzalo suavemente sin llegar al punto de prometerle premios si come, o menos aún amenazarlo si no lo hace, recuerda que él aceptará lo que a él le satisfaga. No quieras que coma lo que tú, ni que coma para satisfacerte a ti. La necesidad de alimentarlo es de él, no tuya.


La cuchara o cubiertos que emplees para la alimentación del adulto mayor deberán de ser los apropiados, evita cucharas demasiado grandes o de bordes filosos, evita también en lo posible el uso del cuchillo y del tenedor. Si te ves en la necesidad de cortar los alimentos, hazlo en la cocina, antes de sentarte a alimentarlo. El uso del tenedor déjalo para cuando la persona que cuidas te lo pida. Esas pequeñas precauciones evitarán que le lesiones la lengua, las encías, u otras estructuras bucales.







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